MADRES PARALELAS
La
película está protagonizada por una de las actrices predilectas del director
manchego, Penélope Cruz, junto con las veteranísimas Rossy de Palma y Julieta
Serrano. La otra protagonista es la joven Milena Smit. No ha pasado
desapercibida tampoco el cameo de Daniela Santiago, la actriz trans que
interpretó a la Veneno en la serie homónima y que hacía de modelo para la
cámara de Penélope que interpretaba el papel de Janis.
Aunque
en principio los traílers y fotografías previas al estreno parecían indicar que
el tema de la película se centraría en la maternidad, el foco se haya en la
memoria histórica, o al menos cubre una parte importante de la película, y el
director no ha tenido tapujos en mostrar de que bando está.
La
estética en indiscutiblemente almodovareña, con sus cuadros, figuras y paredes
de tonalidades y formas extrañas, que en conjunto forman una serie de planos
armónicos y reconocibles. El vestuario también sigue las mismas líneas, con sus
tonos rojos, rayas y combinaciones eclécticas.
Otros
elementos característicos del director son la vuelta al pueblo con su
ambientación tan folclórica, el humor costumbrista y los complejos arcos de los
personajes.
La
caracterización de todo el reparto es sublime, en especial la de Penélope Cruz,
que es capaz de transmitir todos los matices de una madre confusa, triste,
esperanzada, miedosa y complicada.
Una
vez más, Almodóvar nos muestra tramas familiares que dejan secuelas en los
personajes que se nos irán desgranando a lo largo de la película. Familias desestructuradas,
poco convencionales y estrambóticas que nos dan un punto de vista diferente al
modelo ideal al que estamos acostumbrados.
Sin
embargo, aunque Almodóvar es uno de los mejores directores, no se puede decir
lo mismo de su faceta como guionista, que haría temblar al mismo Mckee. La
película se excede en el diálogo y lo explicitico, dejando muy poco espacio a
lo visual y al subtexto, un rasgo bastante peculiar de sus melodramas que solo
un cineasta de su talla puede permitirse. No obstante, como se suele decir,
para gustos los colores, habrá gente que lo valore de forma positiva como un
género más cercano al teatro y un rasgo identitario.
La
escena final de la película supone una metáfora perfecta a la idea central y
una ácida respuesta a la polémica que inunda el país desde hace décadas entre
los que prefieren olvidar y los que prefieren justicia.
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