El pasado 6 de octubre se celebró
el día del cine español. Por nuestra historia del séptimo arte han pasado
grandes directores como Buñuel, Berlanga o Álex de la Iglesia, y muchos de
ellos han decidido que los edificios de Madrid sean los que queden impresos en
sus largometrajes.
De hecho, es la ciudad en la que
más se ha grabado con mucha diferencia, un total de 2714 series y películas,
Barcelona, por ejemplo, está en segundo lugar con 1597.
Sería imposible recopilar en este
artículo toda esta cantidad de material, por lo que solo podremos destacar
algunas de las películas más icónicas.
Empezaremos por Surcos, la
película neorrealista española por antonomasia. Una familia de campesinos se
muda a la capital en la década de los 50 en busca de una vida mejor, pero allí
solo encuentran sufrimiento y malvivir. La película, por el género al que se
adscribe en parte, muestra muchos sitios reconocibles hoy en día que nos
permiten ver el paso del tiempo después de 70 años.
Uno de estos lugares sin duda
sería el Teatro de La Latina, donde se desarrolla parte de la trama, ya que una
de las protagonistas soñaba con ser cantante. También aparecen el barrio de
Lavapiés o el cementerio de la Almudena.
Otra película que debe ser
mencionada es la Gran familia española, destacando sobre todo el Madrid
navideño, que empezaba a mostrar muchas más luces y modernidad que en décadas
anteriores, y con la memorable pérdida de Chencho entre los puestecillos de la
Plaza Mayor.
Berlanga también eligió grabar
varias de sus películas en la capital, siempre con ese tono de humor negro que
le caracterizaba y mostrando de forma ácida las nuevas realidades de su tiempo,
como por ejemplo en El Verdugo, donde Carmen y José Luis buscan hogar en
las nuevas viviendas que se construyen para lo que se empezaba a conocer en
aquella época como clase media.
Pero si hay alguien que sin duda está
enamorado de Madrid es Almodóvar. Toda su filmografía está grabada en parte o
en su totalidad en la capital, por lo tanto, solo podemos elegir algunos de los
escenarios más relevantes. Entre ellos destacan los paseos de Pepa en Cinco mujeres
al borde de un ataque de nervios, con su esperpéntico final en el
aeropuerto, los altos edificios del Paseo de La Castellana que aparecen tras
las chabolas en Carne Trémula, la erótica escena de Carmen Maura en la
calle Conde Duque en La ley del Deseo, o el Madrid más marginal de Qué
he hecho yo para merecer esto.
Aunque si nos vamos al cine
kinki, no nos podemos olvidar de la adaptación al cine de la obra de teatro Bajarse
al moro, que incluye lugares icónicos como son el Rastro o la Estación de
Atocha, donde se pierden personajes interpretados por Verónica Forqué, Antonio
Banderas o Juan Echanove.
¿Y del extranjero?
Madrid no solo ha sido escenario
de películas nacionales, sino también de películas como Doctor Zhivago,
rodada en la desparecida estación de Delicias, y como El últimatum de Bourne,
en la que eligieron la no tan desaparecida Estación de Atocha, junto a otras
calles de la ciudad.
Y es que Madrid parece ser el
primer lugar en el que piensan los directores a la hora de ambientar sus
películas, ya sea por ser la capital, por la facilidad de medios que permite o
por ser cómo dicen, la casa de todos los españoles, ideal para ambientar el
cine nacional.